Para que la verdadera democracia sobreviva, la ciudadanía debe tener más vías de expresión que el voto, el sindicato y la reyerta. Hay que crear nuevas estructuras, nuevos canales intermedios que den a la ciudadanía participación organizada y cotidiana: observatorios políticos, comisiones de investigación independientes, plataformas de propuesta y de denuncia, foros de expresión libres, herramientas contra la demagogia… Y los gobiernosdeben prestar oídos a esa voz, porque si no lo hacen, sólo habrá grito.
Para salvar la democracia, dos cosas son imprescindibles: globalizar la resistencia solidaria a su desmantelamiento actual y conquistar de nuevo el ágora. Puerta del Sol, saludos desde Atenas.
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